Buena música y mala salud (toses que aburren)

Foto PABLO De todo un poco
Domingo 22 de febrero, tras la jornada matutina (ya comentada) y en la hora habitual de las 20:00 horas, sustituyendo el anulado por la crisis de la Orquesta Sinfónica de Islandia tuvimos el placer de deleitarnos con la Camerata Salzburg y el violinista y director Leonidas Kavakos que actuaron por primera vez en Asturias gracias al acuerdo de alargar un día más su gira española (en el Palau de la Música de Barcelona el día 23 repiten el mismo concierto). Con una formación colocada "a la vienesa" (como no podía ser menos) la tarde nos fue dejando un repertorio "de siempre" bien desgranado y ejecutado:
Mozart: Concierto para violín nº 3 en SOL M, K 216. Aquí Kavakos demostró porqué está considerado uno de los mejores violinistas del momento, superponiéndose a unas toses que rozan la mala educación (de salud no hablamos) precisamente en los momentos de pianissimo que su "Falmouth" (nombre de la ciudad donde se adquirió este Stradivarius de 1692) desgranaba en las cadenzas del salzburgués. No sé qué me impresionó más, si el sonido, los tempi o la articulación de cada frase, con unos diálogos entre la orquesta que me descubrieron un nuevo Mozart en el violín.
Haydn: Sinfonía en Sol menor Hob. I:83, "La gallina". Aquí con las manos libres (no usa batuta) y un estilo de dirección nada ortodoxo pero muy efectivo, Kavakos nos dejó una versión de una de las "Sinfonías de París" (H 82 a 87) de papá Haydn en su 250 aniversario que quedará en mi recuerdo de maravillas irrepetibles del directo, de nuevo "luchando" con unas toses que parecían multiplicarse (¿se contagian?). El arranque del Allegro spiritoso sacó de los contrabajos la línea que sustenta todo el desarrollo pero con un tempo sosegado, de espíritu y no "spitoso" en el sentido de pasarse de velocidad. El tema de la "gallina" con ser algo cómico resultó más un guiño que una caricatura. El Andante nos mostró el lema de la formación "En busca de la excelencia", continuando con un Menuet realmente "vienés" donde cada solista demuestra cómo se consigue alcanzar ese lema. Y un Vivace final para dejar al auditorio, que hoy sí estaba en 3/4 pese a ser domingo, aunque de nuevo "acatarrado", con un excelente sabor de boca. Quedaba la segunda parte:
Beethoven: Sinfonía nº 4 en SI b Mayor, Op. 60. De las sinfonías del "sordo" que menos se programan, con una formación "ad hoc" para ella, con trompetas naturales y un sonido entre clásico y romántico en la línea de Harnoncourt o Gardiner, pero "en manos" de Kavakos. Se nota que conoce los grandes de la dirección y su "oficio", dejándonos una Cuarta de nuevo irrepetible en Oviedo. De destacar todo: el lirismo del Adagio seguido de un Allegro vivace realmente ajustado, un Adagio realmente "cantabille", el puente del Clasicismo al Romanticismo de esta "doncella griega entre dos gigantes nórdicos" (se refiere a la "Heróica" y la Quinta en frase de Schumann que recoge Mª Encina Cortizo en las notas al programa) con unos planos sonoros envidiables dentro del "bloque sonoro" que conforma la agrupación de la ciudad natal de Mozart; seguiría un Allegro Vivace realmente amoldado al tempo que desemboca en ese Finale: Allegro ma non troppo donde hacía tiempo no escuchaba cada una de las notas interpretadas por las distintas secciones orquestales. Lo dicho, qué mejor forma de "acallar las toses" que una buena dosis de Beethoven, sobre todo cuando es la guinda o broche final para un programa perfectamente ejectuado.
Y como también parece ser norma, si esta semana estuvimos "a tope", la que viene tocan "vacas flacas", el 28 estaba prevista la Islandesa pero tal vez el Carnaval prime sobre los conciertos de música "seria" y tendré que esperar a la primera semana de marzo (conciertos días 2, 4 y 6) para "volver a cargar las pilas". Eso sí, siempre me quedará poder escaparme el Jueves 26 a Avilés para el "ensayo para Madrid" de la OSPA.

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