Matineé avilesina con Barbara Hendricks

Entrada original del día 23 de marzo de 2009 a las 17:03 horas, y suprimida (censurada) por Blogger© tras "denuncia" yanqui (de la DMCA, Digital Millennium Copyright Act). No hay links de la llamada "tierra de la libertad" (por si es parte de su "queja"), la dejo como estaba ¡y CON MIS FOTOS!:
Teatro Palacio Valdés, Avilés. Foto de Pablo Siana móvil
Domingo 22 de marzo de 2009. "Matineé" del Centro Niemeyer: 13:00 horas, Teatro Palacio Valdés, Avilés.
Barbara Hendricks, soprano - Love Derwinger, piano.
En un coqueto teatro con el aforo casi lleno (huecos en las localidades de las últimas plantas aunque el papel se vendió todo y mucho de protocolo) con precios "populares" (desde 5 € hasta 12 €) que incluyeron una copa de cava al descanso, tuvimos el placer, sólo interrumpido por la mala educación cada vez más extensa de llegar tarde (comenzamos con 10 minutos de retraso), toses, papeles de caramelo y algún que otro portazo, gente marchando antes de acabar (¿se les quemaría la comida?), de asistir a un recital perfectamente estructurado en dos partes por este dúo sueco (la soprano lo es desde 1977): la germana de Schubert y Mahler, y la latina de Poulenc y Falla.
Para no extendernos en cada título, Schubert escoltó a Mahler en esta primera tanda cantada en alemán, repertorio donde la Hendricks se mueve con cierta desigualdad bien arropada por un piano que en el Lied es tan protagonista como la voz, como así lo demostró en todo el concierto.
Algunos lieder del inicio ("Nach und Träume", Op. 43 o "Du bist die Ruh", Op. 59, 3) mostraron para mi gusto excesivo vibrato (tal vez por un resfriado que a punto estuvo de costarnos el concierto) pero personalmente, y en cierto modo predispuesto a ello, lo mejor fue el Mahler de los cuatro "Lieder eines fahrenden Gesellen" (Canciones de un camarada errante) en la primera versión para canto y piano de 1893 (1ª edición diciembre 1897, Weinberger), donde el teclado ya dibuja los temas que el propio compositor bohemio orquestaría y reutilizaría tantas veces, sobre todo el segundo lied que encontramos en la "Titán", y que en palabras de Pérez de Arteaga "además de un liederista sinfónico era un sinfonista que escribía Lieder". Cuatro joyas donde la más apasionada es y así resultó ser la tercera, "Ich hab' ein glühend Messer" (Tengo un cuchillo ardiente), como demostró la soprano nacionalizada sueca sobre el escenario para dejarnos un halo de tristeza con la marcha fúnebre de "Die zwei blauen Augen" (Los ojos azules de mi tesoro). Realmente interpretó cada canción dándole una a una toda una paleta de colores, matices, aliento distinto con ese registro grave tan dramático que nos ha vuelto a dejar un Mahler para recordar. Retornó el Schubert de los Lieder con textos de Goethe algo más "carnales" y menos académicos, que podríamos decir precalentaron voz, dedos y ambiente para la segunda parte más latina.
Foto de Pablo Siana móvil
Poulenc y sus "Tel Jour, Telle Nuit neuf melodies sur neuf mélodies de Paul Eluard", 9 canciones, algunas breves, otras muy intensas, con guiños impresionistas y contraponiendo, como apuntaba al principio, la visión centroeuropea frente a la del sur del continente, primero la nueva "chançon" para rematar con las "Siete canciones populares españolas" de Manuel de Falla. Leía no hace mucho una crítica de ellas en un concierto similar al matinal que estoy comentando (de Ignacio Fdez. de Mata en "El Correo de Burgos") en un concierto de hace siete años -domingo, 1o de febrero de 2002- donde lo "peor" era su pronunciación, pero esta vez no sucedió así, o al menos tan mal como se pudiera esperar, aunque no podemos pretender tampoco que los y las españolas cantemos a Mahler con acento vienés ¡qué más quisieran muchos!. Puedo asegurar que Falla resultó mucho más "legible" que otros de Kiri Te Kanawa o Marilyn Horne, y de los tempi e interpretación del dúo, me quedo con la "Asturiana", la "Jota" y "Polo", pues más que unidad en el ciclo, la Hendricks de nuevo nos brindó canciones independientes, de hecho el dramatismo, la alegría, el arrullo, la fiesta, son "microdramas" que la soprano domina, especialmente en los recitales con piano. Y como no podía ser menos, las propinas se relacionaron, viaje de vuelta de España a Alemania, resultando lo mejor de toda la mañana: primero Granados con "Gracia mía" una de sus "Canciones amatorias", después el "Ave María" de Schubert que arrancó aplausos sólo con anunciarla y acalló toses (ruidos aún estaban recogiendo las copas del descanso) y "a la tercera fue la vencida", la "vuelta a casa", a su EE.UU. natal con el espiritual "He´s got the whole world in his hand" (I gonna home). Daban las 3 de la tarde y era buena hora para comer, al menos en Avilés (me imagino que en Suecia estarán preparando casi la cena), para proseguir un día soleado y frío tan de la Cuaresma. Buen sabor de boca aunque los años pesan para todos, incluido el que suscribe. Mi crónica tuvo que esperar al lunes porque las sobremesas suelo alargarlas y estando con los amigos más. Asun es quien conduce y me devuelve a la aldea "sano y salvo". Esta semana se presenta animada, pero paciencia...
Teatro Palacio Valdés, Avilés. Interior. Foto de Pablo Siana móvil
P.D.: Hoy la prensa recoge varias noticias del concierto, de Juan C. Galán en LNE, la habitual Diana Díaz con su crítica en LNE, de F. Allende en LVA, de Ramón G. Avello en El Comercio, incluso de la Agencia EFE en Publico.es., el mismo domingo... algo que solamente figuras de esta talla internacional consiguen y de lo que los políticos se aprovechan (¡faltaría más!). En cambio la auténtica crítica musical (que como suele pasar, suscribo) de Aurelio M. Seco en LVA (sólo en versión papel) la sacan el martes 24... Así les luce el pelo a "La Poca Voz de Asturias": ¿boicot? ¿desinterés? Sin comentarios.

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