Concierto alpino en Asturias...

Viernes 7 de agosto. 20:00 horas. Auditorio de Oviedo. Joven Orquesta Internacional Oviedo Filarmonía, Orquesta Oviedo Filarmonía. Benjamin Schmid, violín. Friedrich Haider, director. Obras de Wolf-Ferrari y Richard Strauss. Entrada libre.
Foto de Pablo, la música en Siana (móvil)
Me enteré por la prensa de este concierto (que coincidía con otro, ¡qué raro!) cual "pausa" en el foso de la joven orquesta que es titular de la zarzuela La del manojo de rosas representada a lo largo de este mes en el Teatro Campoamor de Oviedo, y me dirigí con tiempo para escuchar sobre todo la segunda parte del programa, con la feliz sorpresa de que ERA GRATIS, lo que evidentemente ayudó a una excelente entrada y un público heterogéneo pero educado (toses, paraguas que se caen y móviles, ya son parte del paisaje sonoro). Como no estaba numerado tomé posesión de mi butaca habitual y me dispuse a echar un vistazo al programa de esta velada donde destacaba la unión de las dos orquestas en la segunda parte.
El concierto comenzó con la "orquesta grande" bajo la batuta de su titular, Friedrich Haider, quien eligió para arrancar un compositor del que está realmente "enganchado" (grabando sus obras para el sello PhilArtis entre las que estará la de hoy), el italiano Ermanno Wolf-Ferrari, con un violinista vienés que nos dejó asombrados con su sonido y técnica, Benjamin Schmid, quien luchó con el Concierto para violín y orquesta Op. 26 (de 1944), una obra de virtuosismo para el solista pero un pastiche sonoro que recuerda muchos otros aunque ninguno en concreto, y no precisamente por lo bueno. No sé si aún nos falta ponernos a punto a músicos y espectadores en esta "pretemporada", o es que la obra no daba para muchas emociones, pero me resultó difícil seguirla aunque reconozco dificultades en la partitura que no son agradecidas ni para intérpretes ni para público.
La Pasacaglia de Heinrich Ignaz Baber como propina no hizo sino confirmar las excelencias del solista compatriota del director y explicar su llegada a Oviedo para grabar esta obra (desde el lunes 10 al miércoles 12).
Foto de Pablo, la música en Siana (móvil)
Y la Joven Orquesta Internacional Oviedo Filarmonía "reforzada" por su hermana mayor (y no al revés, pues los atriles fueron ocupados por la cantera) puso más de 120 músicos sobre el escenario del auditorio para interpretarnos la Sinfonía Alpina, Op. 64 de Richard Strauss, obra impensable de programar de no hacerse así (y con alguna grabación histórica). Es curioso cómo también fue la elegida por Gustavo Dudamel para clausurar el Festival de Juventudes en el Teatro Teresa Carreño de Caracas el pasado días 26 de julio.
Nadie diría que los jóvenes de la OFil están haciendo zarzuela estos días por cómo cambian de "registro" y lo bien que sonaron, empastados y afinados todos ellos, para una partitura que exige a todos (a diferencia de la obra que abría la velada) y donde el maestro Haider se mueve como pez en el agua. Este poema sinfónico estrenado el 28 de octubre de 1915 en Berlín y dirigido por el propio compositor, consta de 22 escenas que se ejecutan sin pausa (45 minutos sin "coger aire") narra la ascensión (mediante un leit motiv) a un pico de los Alpes Bávaros y el retorno a valle, aunque me pareciese el Picu Urriellu (Naranjo de Bulnes) en los Picos de Europa, y toda la variedad cromática y tímbrica de la gran orquesta que tan bien dominaba el compositor muniqués, inundó el auditorio carbayón dejándonos exhaustos como si realmente hubiésemos realizado la subida con todos ellos. El propio compositor la consideraba su más perfecto trabajo de orquestación, algo que no perdió de vista el director vienés, aunque más que interpretación propia, creo que se limitó a mantener -no siempre- el necesario equilibrio dinámico de una masa sonora con la que no es difícil "lidiar". Enhorabuena a los jóvenes que se han mostrado realmente maduros y sin olvidar la suerte de poder trabajar con los titulares al completo en obras difíciles y mantener un nivel profesional pese a estar aún estudiando. "Sus mayores" se enfrentan hasta el día 26 de agosto a la grabación de la obra citada más el Otelo de Verdi, aunque desconozco las voces, pero demuestra que están en pleno trabajo.
Como "pretemporada" no ha estado mal, y aunque agosto sea plenamente laborable para los músicos en activo, el ambiente vacacional aún lo notamos los "auditores".
Y en mi vacación estival espero poder escaparme a Gijón el próximo viernes 14 (víspera de Begoña) para "tantear" la OSPA con Grieg y el joven pianista gijonés Martín García, o la Sinfonía nº 11 de Shostakovich con Max Valdés antes de los conciertos de verano y preparándose para volar a Puerto Rico (con problemas en esa orquesta).

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