Una Katia equilibrada

Martes 23 de noviembre, 20:00 horas. Teatro Campoamor: LXIII Temporada de Ópera: tercera de abono, segunda representación de Katia Kabanova (Janacek). Producción de Opera North. Janice Watson (Katia), Ludovit Ludha (Boris), Vladimir Matorin (Dikoi), Agnes Zwierko (Kabanika), Guy de Mey (Tijon), Finnur Bjarnason (Kudriash), Stella Grigorian (Varvara), José Manuel Díaz (Kuliguin), Gleisy Lovillo (Glasha), Mª José Suárez (Feklusha). Dirección musical: Maximiano Valdés; dirección de escena: Tim Albery; escenografía y vestuario: Hildegard Bechtler; iluminación: Peter Mumford; OSPA, Coro de la Ópera de Oviedo (director: Patxi Aizpiri). Edición crítica de Sir Charles Mackerras.
Cuando se logró la segunda función de la temporada ovetense fui de los primeros en abonarme ¡y ahora hay cuatro funciones! pero de momento (ya se sabe que la crisis "ataca" primero a La Cultura), cuando he podido escaparme a alguna, una vez de baja voluntaria, incluso como esta vez que me regalaron las entradas, ha sido siempre a la segunda, que como decía en el siglo pasado, siempre estará más rodada que la primera (llegué a comentar jocosamente que era después del "ensayo general de pago" a raíz de una baja en La Bohéme de 1990 durante la primera función de Luis Lima suplida para la segunda por Antonio Ordóñez, quien volvería a sustituir en la segunda a José Sempere, unos años más tarde como bien recuerdan Camerino 22).
Del estreno se ha escrito ya mucho y bien desde antes incluso del domingo, por lo que me limitaré a enlazar (lo de poner links que llevan a "la fuente") con los especialistas y a dejar solo mis impresiones personales y rápidas al llegar a casa.
No sólo de Puccini, Rossini, Verdi  o Donizetti (vale, también Bellini) deben llenarse las temporadas líricas, aunque nos gusten "mucho a muchos". Wagner en Oviedo no era habitual por la propia e historica punga con Gijón (como la propia con Verdi, o el mismísimo Sporting) pero cuando se apostó casi siempre ha salido bien. Otro tanto sucedió con Richard Strauss y su Elektra, o más recientemente el Barroco. Janacek y su Jenufa fueron referencia, así que esta Katia suponía consolidar la apuesta.
Personalmente me gustó en conjunto y podría calificarlo de digno y aseado, aunque guste "poco a pocos". Para los nuevos aficionados sin prejuicios ni bagajes que pesen, lo visto y oído ha estado bien. En los veteranos, como en los toros, me consta que hubo división de opiniones, incluso alguno protestó en un nivel sonoro más que maleducado.
Reparto muy equilibrado donde destacó sobre todo Dikoi, el bajo ruso, potente además de dramático y actoral, de esas voces que llenan en el amplio sentido de la palabra. No anduvo a la zaga Kabanika la "auténtica suegra" con la mezzo polaca metida en su papel (no prevista en principio) y como decía mi admirado Ramón Sobrino en la tertulia de El día después creo que con su habitual sorna "Lo que ocurre es que gustan más los buenos que los malos, los personajes positivos para los que Janacek escribe de una manera, que los negativos, a quienes no permite apenas lucimiento"... Y tiene también la Kostelnička de Jenufa en su repertorio.
La Katia vocalmente bien aunque como "fría como el Volga" en un personaje que podría redondear de poner un poco más de "locura" esta soprano que tiene un amplio curriculum en las óperas europeas. Varvara la mezzo giorgiana equilibró un reparto donde no hay papel menor, aunque el podium ya lo tengo ocupado. Pero no quiero olvidar "las voces de casa", nuestra carbayona Mª José Suárez y con más protagonismo el barítono bilbaino (aunque "casi carbayón") José Manuel Díaz -también con Jenufa en su repertorio-, todos necesarios para lograr que el resultado final en la parte canora fuese equilibrado, lo mínimo que podemos pedir o al enos esperar. Completando todo lo vocal y también asturianos en su mayoría los miembros del coro titular que se mostraron seguros y suficientes para lo que la obra les requería, que no por breve resulta fácil o sin importancia.
La puesta en escena resultó sencilla, lúgubre como la iluminación y el vestuario, acorde con ese ambiente claustrofóbico y ceñido a la época en la que se ambiente la obra. No se puede pedir "más con menos".
Dejo para el final la dirección de Max Valdés con "su" anterior OSPA, buen concertador desde el foso y enamorado de estas obras, lo que se le nota incluso cuando habla de ellas. Los años pasados entre nosotros han tenido muchos altibajos pero en la ópera siempre ha estado "inspirado" y acertado en ese repertorio, aunque tampoco lo defienda a capa y espada ni haya sabido (o querido) sacarle a los músicos todo de lo que son capaces, pese al altísimo nivel requerido y demostrado en esta ópera por todos ellos.
Con funciones como la escuchada y disfrutada, seguiré sumándome a estas apuestas, personalmente cada vez menos arriesgadas, eso sí, siempre que la música responda.
P. D.: Entrevista a Janice Watson en LVA del viernes 26 tras la tercera representación.

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