Mucha lírica... sin olvidarnos de Britten

Entrada original del día 2 de febrero de 2011 a las 00:36 horas, y suprimida (censurada) por Blogger© tras "denuncia" yanqui (de la DMCA, Digital Millennium Copyright Act). Quitados unos pocos links de la llamada "tierra de la libertad" (por si es parte de su "queja"), la dejo como estaba ¡y con MIS FOTOS!:


Martes 1 de febrero, 20:00 horas. Conciertos del Auditorio, Oviedo. Radio-Sinfonierorchester Stuttgart, Benjamin Hulett (tenor), Wolfgang Wipfler (trompa), Sir Roger Norrington (director). Obras de Weber, Britten y Mozart.
No hay mejor forma de comenzar febrero que volviendo con conciertos de calidad en Oviedo, y máxime con una orquesta alemana en manos de un titular británico en su última temporada con ellos, y con claro "sabor operístico" ahora que cerramos temporada.
El programa que la Orquesta Sinfónica de la Radio de Stuttgart trajo a Oviedo (pasando primero por Las Palmas) comenzaba nada menos que con la Obertura de El cazador furtivo de C. M. von Weber, buena manera de abrir boca y presentando credenciales con una disposición vienesa que sigue gustándome para la acústica del auditorio, y un sonido consistente donde todas las secciones suenen uniformes para conseguir ese "sello Deutschland" que es inimitable, más en un repertorio que podemos considerarlo como suyo. Los distintos cambios de tempo dejaron masticar los silencios (pese a la poca profesionalidad de los fotógrafos incapaces de enmudecer los disparos en sus cámaras digitales) y disfrutar con las melodías tan características que cantarán posteriormente los personajes, en ese ambiente que va de lo pastoral a lo lúgubre bien reflejado en los planos sonoros perfectamente guiados de memoria por Sir Roger.
A continuación podía escuchar por primera vez en vivo una obra poco programada de Britten: Serenata para tenor, trompa y orquesta de cuerdas, Op. 31, con dos intérpretes de una exquisitez innegable en sus papeles, el trompa solista alemán de la Orquesta del Festival de Bayreuth que utilizó el instrumento natural en el inicio y final (fuera de escena) con una maestría impresionante en pasajes de enorme dificultad técnica, más el instrumento habitual del que logró sacar timbres increíbles y bellísimos en perfecto diálogo (más que fusión) con el tenor británico (que sustituyó al también inglés previsto inicialmente Andrew Kennedy), de color vocal perfecto para esta obra compuesta para Peter Pears (y el trompista Dennis Brain) donde los ocho poemas elegidos (traducidos en el programa) por Britten tienen en la música cantada aún mayor expresión que la mucha que guardan los propios textos ingleses del siglo XV al XIX: alegría Pastoral (Charles Cotton), tenebrismo Nocturno (Lord Alfred Tennyson) cargado de expresión en cada uno de los Dying (morid) que aparecen, emotividad en la Elegía (William Blake), misticismo cristiano en Dirge (Treno, anónimo del siglo XV), poderío en el Himno de Ben Jonson, o ligereza melancólica en Soneto "O soft embalmer of the still midnight" (Oh dulce bálsamo de la callada noche) de John Keats, cantados todos ellos con pasión e intimismo capaces de transmitir todo el lirismo condensado en esta serenata, y que encontraremos también en óperas como Peter Grimes Op. 33, Billy Bud Op. 50, o The Turn of of the Screw (Otra vuelta de tuerca) Op. 54, con una cuerda aterciopelada o punzante según las exigencias "del guión". La ópera siempre presente en esta primera parte.
Pero lo que mucho público esperaba era "el Mozart de Norrington", esta vez la Sinfonía Praga (Sinfonía nº 38 en RE M, K. 504) que tantas reminiscencias operísticas tiene y bien recoge en las notas al programa un experto en el tema como Arturo Reverter, y personalmente no defraudó. Podrán criticarle al maestro inglés (como hace mi paisano Guillermo García Alcalde en el diario La Provincia de Las Palmas , aunque cambiando Weber por Beethoven parece "calcado" al ovetense) su poco ortodoxa forma de dirigir, sus gestos hacia el público, sus "piruetas", la disposición de la orquesta en dos enfrentadas con la madera en pie, utillizar flautas de madera, timbales "clásicos" o trompetas naturales, la ausencia de vibrato en la cuerda -historicista y característico en sus interpretaciones-, por criticar también se hará de su vestimenta (camisa negra floja) o su barriga, pero el Mozart escuchado es distinto, de otra época no necesariamente pasada, llevándolo "de la mano", disfrutándolo y haciéndolo disfrutar a la orquesta, por extensión al público con excepciones lógicas (y escuchándose como continuas pedorretas -tal vez desconcierto para nariz y pañuelo- que siguen asombrándome junto con los aplausos tras el Andante) en un auditorio que tiene fama de entendido pero poco educado según pasan los años ¡y los fríos!. Cerraba los ojos y escuchaba un Mozart diferente y cercano, tal vez irrepetible e histórico. Disfruté un montón y lo recordaré durante mucho tiempo...
Y por si quedásemos insatisfechos o poco operófilos en este inicio de febrero, de propina la Obertura de Las bodas de Fígaro acabó de rematar un concierto alemán "con cierto inglés" donde no debemos ni podemos olvidar el estupendo Britten, para mi lo mejor del concierto... Será por lo "novedoso".
P. D.: Crítica de Joaquín Valdeón en LNE del jueves 3. Y por "caprichos del destino" RNE2 retransmite este jueves la obra de Britten en interpretación de la Orquesta de Córdoba dirigida por mi querido Manuel Hdez. Silva con el tenor local (y amigo) Pablo García López y el trompa Héctor McDonald, solista de la Sinfónica de Viena, celebrado el 22 de abril de 2.010, que no me perderé.

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