Días redondOS PAra mí

 
Viernes 11 del 11 del 11, 20:00 horas. Auditorio de Oviedo, Concierto de Abono nº 2: OSPA, solistas de la OSPA, Benjamin Bayl (director). Obras de Beethoven, Mozart y Haydn.
Todas las fotos Marta Barbón © OSPA
Hay días donde todo funciona, parece rodado y hasta la predisposición personal es óptima. Tras días duros, tristes, grises, vienen otros que nos llenan plenamente en todos los aspectos, y así Mahler me hizo pasar de la amargura a la plenitud en dos horas como el reflejo mismo de la vida, luces y sombras. Tal vez sea como un viaje inciático e interior que recaló nuevamente en mi interior para disfrutar con nuestra orquesta, con nuestros solistas y con ese repertorio que está enraizado en todo intérprete y aficionado a la llamada "música clásica", a la vista que la definición de "música culta" parece algo más lejana en el subconsciente colectivo.
Con este ánimo al alza llegué al Auditorio para disfrutar de otro día redondo de cabo a rabo:
Las notas al programa ("enlazadas" con cada autor al inicio de esta entrada) escritas por Hertha Gallego de Torres no sólo se centraban en cada obra sino que ilustraban y entretenían, hasta hacían una cita a "La imaginación sonora" de Eugenio Trías, una de las obras que tengo encima de la mesa.
Las obras elegidas están interrelacionadas entre sí dentro del llamado Clasicismo Vienés, programadas en cronología casi inversa pero muy cercana en el tiempo (1800-01, 1778, 1795), y que no deberían faltar en toda temporada de abono, dado que son referentes sinfónicos para toda orquesta y público, veteranos o recién llegados, haciendo disfrutar a todos con su escucha, máxime si la calidad de los intérpretes está asegurada.
Los solistas seleccionados son de casa, los propios de la OSPA, capaces de afrontar repertorios de estilos variados que además les sirven de acicate suponiendo más alicientes para compañeros y abonados que compartieron satisfacciones por el buen hacer.
El director australiano volvió aún con más fuerza y ganas en esta su segunda visita, cuidando detalles en todo momento, desde la disposición "adaptada" al estilo global del concierto, con permuta entre violines segundos y cellos, contrabajos atrás a la izquierda y timbales de cobre a la derecha, con trompas más trompetas (de llaves) separadas a ambos lados del viento madera donde las flautas fueron de madera, todo sin podio y mimando igualmente las partituras del triunvirato vienés.
Tras lo anterior, detalles puntuales menores y notable alto global en una velada que nos hará eterna la espera hasta el siguiente concierto de abono ¡en febrero!. Cierto que están el Concierto Extraordinario de Navidad y las intervenciones en las dos próximas funciones de la ópera ovetense (Norma y Peter Grimes), pero que nos la "roban" demasiado tiempo tras dejarnos con la miel en los labios en un día algo cabalístico (11-11-11). Verdad que esta segunda temporada sin titular parecía dejarnos huérfanos, incluso molestos, y a la espera de los "movimientos de ficha" en manos de políticos no siempre muy cercanos a la cultura musical. Al menos se nos entregaron los librillos con toda la programación detallada del resto de temporada y unas palabras (que espero no sean sólo palabras) del actual Consejero de Cultura y Deporte, que como tal preside el Consejo Rector de nuestra OSPA. Volverán las conferencias en colaboración con la Universidad ("Musicología") y los Conciertos Pedagógicos que parecían estar en el aire, esperando que la dichosa tijera no corte precisamente por donde la mayoría tiende...
De lo escuchado, algunas pinceladas:
Las criaturas de Prometeo, obertura Op. 43 (Beethoven) con inicio dubitativo e indeciso que no empañó el buen resultado global.
De Mozart "su" Sinfonía concertante en MI b M para oboe, clarinete, fagot y trompa, K. 297b  [A.9] donde nuestros solistas brillaron con luz propia y precisamente en el orden que figuran: Juan Ferriol, Andreas Weisgerber, Vicente Mascarell y José Luis Morató dieron todo lo mejor solos, concertando y además con un buen gusto interpretativo contagioso a sus compañeros, con una dirección que dejó "respirar la música" incluso en los silencios (hasta para las toses), desde el Allegro inicial sin fisuras, el lirismo del Adagio que dejó momentos únicos, y la alegría del Andantino con variaciones que resultó no un duelo técnico o virtuosístico (el tempo lo propició) sino la perfecta compenetración entre amigos que completaban una común idea mozartiana llena de guiños cómplices con orquesta y director. Los aplausos de todos un premio más que merecido para estos "cuatro magníficos".
Para la segunda parte nada mejor que el optimismo de Papá Haydn y esa maravillosa Sinfonía nº 104 en RE M "Londres" (1795), otra vez con un "arranque en frío" del Adagio-Allegro que iría calentando motores en el Andante, plenas revoluciones en el Minueto: Allegro y un final de carrera Finale: Spiritoso perfectamente pilotado por el australiano Bayl que condujo con mano sabia una formación de primera (por fin corrieron las semicorcheas limpias), lista para ser nuestra mejor embajadora en El Vaticano el próximo 26 de Noviembre... Como hago en estos casos, mandaré "MUCHO CUCHO®".
P. D. 2: Sobre el Concierto en El Vaticano (LNE) y OSPA en Facebook©).

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