Solidaridad con voces de lujo

Sábado 14 de noviembre, 20:00 horas. Auditorio de Oviedo, Gala lírica de ópera y zarzuela a beneficio de "Kiva Mirando a India". Beatriz Díaz (soprano), Jessica Pratt (soprano), Juan Jesús Rodríguez (barítono), Alejandro Roy (tenor), Oviedo Filarmonía, Julio César Picos (director). Obras de Verdi, Donizetti, Giordano, Cilea, Giménez, Moreno Torroba, Penella. Entrada: 23 €.
Cuarteto vocal de lujo para una gala solidaria donde también estuvo muy presente París, encabezada por el barítono onubense afincado en Madrid, que lidera la asociación "Kiva Mirando a India" dedicada a escolarizar niños en Belagola (estado de Karnataka) y con pase previo de un vídeo donde aparece parte de este proyecto.
Verdi es el gran renovador de la ópera y ocupó gran parte de esta velada solidaria, primero La traviata desde la obertura que sonó ideal con la Oviedo Filarmonía hoy dirigida por un conocedor del género como el maestro gijonés Picos, pasando por el "Sempre libera" de la soprano inglesa afincada en Australia Jessica Pratt pletórica en volumen y agilidades aunque una Violeta algo fría en este inicio, contestada fuera de escena por un Alfredo que sabíamos era el asturiano Alejandro Roy, antes del Giorgio Germont hoy en día sinónimo de Juan Jesús Rodríguez, impresionante en todos los aspectos ese "Di Provenza", y en un momento álgido que esperemos mantenga, antes de la llegada de nuestra Beatriz Díaz encarnando la Violeta enferma (avisaron de su catarro pero nadie lo diría) en el dúo "Madamigella Valery" con el "suegro", ideal de contrastes, musicalidad y juego de roles, bastón, carta y silla incluidos que nos metieron de lleno en la escena con un rol que la asturiana debutaba con sobresaliente. La otra ópera elegida nada menos que Otello donde Alejandro Roy cantó el "Dio mi potevi" asombrando en toda la gama vocal y dramática bien arropado por la orquesta, un tenor capaz de afrontar todo el amplio registro sin perder proyección, totalmente imbuido del personaje, continuando con el dúo "Talor vedeste in mano" que el Yago del andaluz mejoró al del Campoamor, par de voces empastadas y pletóricas en estos momentos de sus carreras, lamentando no tener más en Asturias a un elenco de casa que debe triunfar fuera. Como premonitorio de ésto la obertura de La forza del destino que abría la segunda parte y nos despedía de Verdi con la orquesta de la capital experta en foso y dominadora de este repertorio al igual que su director, algo mermada en efectivos pero compensado por la entrega de sus integrantes.
Si "Traviata" forma parte de mi mochila operística, puede que el grueso de ella sea Lucia di Lammermoor de Donizetti, tanto en vivo como en grabaciones, y Jessica Pratt no defraudó ni en "Regnaba nel silenzio" con todas las endiabladas agilidades, matices, registros extremos y toda la pirotecnia desplegada en la partitura, como tampoco en el dúo "Apressati Lucia... Sofriva nel pianto" que Enrico Juan Jesús Rodríguez completó y equilibró en emociones musicales, nuevamente rotundo y convincente.
Llegarían las arias de los asturianos, Alejandro Roy con "Colpito qui m'avete" de Andrea Chenier (Giordano) defendido con pasión y dominio escénico para un rol que le va como anillo al dedo, y Beatriz Díaz en "Ecco: respiro appena... Io son l'umile ancella..." de Adriana Lecouvreur (Cilea) verdaderamente increíble, sentido, con esa línea de canto tan bien dibujada, matices increíbles sin perder proyección pese a una orquesta detrás y no en el foso, pero especialmente un color inimitable y personal que delinea cada personaje de forma magistral.
La lírica aúna ópera y zarzuela porque exigentes son ambas e incluso más la española despojada de complejos cuando tiene calidad e intérpretes. El conocido intermedio de La boda de Luis Alonso (G. Giménez) hizo de puente para disfrutar nuevamente de la OFil, cómoda en el repertorio y aire elegido por Picos, cuadro bailable que preparaba dos joyas, la romanza de Vidal "Luché la fe por el triunfo" de Luisa Fernanda (Moreno Torroba) que Juan Jesús Rodríguez canta como nadie, y hay grandes intérpretes a lo largo de la historia,
más el dúo asturiano de El Gato Montés (Penella), Roy y Díaz como Rafaelillo y Soleá arrancando el "ooole" del respetable del pasodoble más universal "Torero quiero ser", y enamorando como la primera vez, pareja perfecta e idónea de tenor-soprano, ambos de casa, calidad más que contrastada, química y física musicales levantando al público que premió con merecidísimos aplausos este cierre de velada con dos asturianos universales a los que apenas podemos disfrutar en su tierra (de hecho Beatriz Díaz parte este domingo a Taiwán para el Carmina Burana de La Fura dels Baus).
Aún quedaban dos propinas de lujo, el dúo del barítono de Cartaya y la soprano de Bóo en La del manojo de rosas (Pablo Sorozábal) "hace tiempo que vengo al taller" renombrando la zarzuela en ópera española por todo lo que disfrutamos, y un aria en solitario de la británica, nada menos que "O luce di quest'anima" de Linda di Chamounix (Donizetti) en la línea de las grandes voces belcantistas, bien acompañada por una OFil siempre presente (por momentos demasiado) con Julio César Picos al frente cerrando un concierto de vértigo por la dificultad en concertar tantas y difíciles partituras en un esfuerzo digno de grandes batutas.

P. D.: Reseña en LNE del domingo 15.

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